En 1894 es fundada en Linares la Hermandad de la Expiración.
La imagen que abre la entrada corresponde al Cristo de la Expiración que fuera destruido en los desmanes de 1936 y que supondremos (ya que no hay datos al respecto en sentido contrario) que es la imagen fundacional, de la que nos llama la atención el halo de santidad o divinidad poco usado en otros lares (aunque conozco un caso similar: el Cristo de la Misericordias de la Hdad. de Santa Cruz de Sevilla que llegó a tenerlo en los años 20 del s. XX).
Transcurrida la Guerra Civil, la cofradía se reorganiza en 1947, encargándose una nueva imagen que sustituyera a la perdida al escultor extremeño Gabino Amaya.
Será ya en los años 80 cuando sufra una desafortunada intervención por parte de Muñoz Arcos (el cual recuerdo también intervino nefastamente en el Señor de la Santa Cena por aquellos años) y la Junta de Gobierno vuelve a decidir intervenirlo en los primeros 90, en esta ocasión por parte de José Ajenjo (un supuesto discípulo de Víctor de los Ríos que por aquel entonces también intervino con poco acierto en toda su obra en la ciudad).
Tras la misma, así hemos estado conociendo al Cristo de la Expiración: tonalidad verdosa, poca expresividad en cejas y mirada y pérdida parcial o total en el acto de expirar, hasta el punto que desde lejos parecía que estaba con la boca cerrada.
El pasado sábado fue presentado en su templo tras una minuciosa restauración por parte del imaginero Álvarez Duarte, y hemos de decir que al menos ha recuperado expresividad, una nueva policromía más adecuada y un necesario cambio de cruz arbórea en mejores condiciones que de la que disponía.
Sin duda, si no el de Amaya (pues eso era imposible) al menos Linares cuenta de nuevo con una imagen que su Semana Santa merecía...ya sólo falta verlo en la calle.
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